Unos tenemos más cosquillas que
otros , pero casi todos somos incapaces de hacernos cosquillas a nosotros mismos . La explicación tiene que ver con el modo en que vemos y percibimos el movimiento .
Para llegar al fondo de lo que nos impide hacernos cosquillas a nosotros mismos , analicemos primero otro fenómeno. Cierren un ojo y , a continuación , presionen con cuidado el lateral del otro ojo (el abierto ) mientras mueven el globo ocular de un lado a otro de la cuenca . ¿Qué ven ? Debería darles la impresión de que el mundo se mueve , aunque sepan que no es así.
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